En el último programa de Infama se ventiló una historia que encendió las alarmas: Edith Hermida enfrenta desde hace cerca de un año una situación de acoso persistente por parte de un hombre que la sigue, le manda mensajes y aparece en sus presentaciones.
El caso se sumó a otras denuncias públicas recientes, como las de Agustina Peñalba, periodista de C5N que también contó un episodio similar. Al dar a conocer la situación, los panelistas reprodujeron fragmentos de las conversaciones que Edith recibió por Instagram.
En uno de los pasajes más inquietantes se escucha cómo el acosador le escribe con lenguaje obsesivo, promete afecto y hasta pide contraseñas: “Hermosa, estarás descansando seguramente. Pienso que es así. Si igualmente estás activa vía celular, así que te envío muchos, muchos, muchos besos. Caricias más XL y XL, que sería una noche llena de amor.”
El material que se compartió al aire incluye varios mensajes de tono cada vez más invasivo y explícito, que la propia víctima mostró a sus colegas: “Gracias, mi amor, por estar en mi vida, por lo que has hablado vía satélite y por lo que yo te he hablado. Y sabemos que mi palabra es sagrada por ser yo bíblico».
«Te digo gracias, mi gran amor. Si no llegarías a salir esta noche, te pido que antes de ingresar al canal 9 me lo digas desde ya antes la contraseña para yo saber que sos vos y así tomamos algo a la distancia.” Siguió el mensaje.
Además de los chats, el relato al programa incluyó episodios presenciales: el hombre —identificado en el ciclo como Antonio Serafín Tierno— habría asistido en repetidas ocasiones a las funciones y presentaciones de Edith, se habría instalado en las inmediaciones de su vivienda y la habría abordado en público.
En el testimonio en vivo, Edith explicó que el acoso “viene desde hace bastante tiempo” y que en el último año se había intensificado hasta el punto de perder la tranquilidad cotidiana. Los colegas que acompañaron la nota contaron además que, tras la repercusión de denuncias similares, la víctima tomó la decisión de formalizar el reclamo.
“Hizo la denuncia ella, ¿sabes?”, dijeron al aire, y se remarcó la necesidad de que se actúe ante situaciones de riesgo, sobre todo si la persona acosada tiene hijas o hijos. En el programa se habló también de la reacción del entorno: amigos y compañeros la fueron a ver al teatro, la acompañaron hasta el auto y la aconsejaron para que realice la denuncia. Uno de los panelistas fue contundente: “Edith, hace la denuncia, por favor”.
Este tipo de casos vuelve a poner sobre la mesa la importancia de tomar medidas legales y de seguridad. El acoso persistente —sea online, presencial o mixto— es una forma de violencia que obliga a intervenir a las autoridades y a activar protocolos de protección para la víctima.
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